martes, 19 de febrero de 2013

El humilde pero increíble botijo


El extraordinario mecanismo del botijo


El botijo, un instrumento de arcilla porosa que sirve para beber, se ha asociado a la España profunda, de pandereta y carromatos. Sin embargo, unos profesores de la Universidad Complutense de Madrid descubrieron sesudamente, a través de pruebas concluyentes, que el citado botijo no deja de ser una pieza increíble y extraordinaria : la primera nevera destinada a enfriar líquidos convenientemente.
Se sabe aproximadamente que la exudación de la arcilla provoca una bajada de temperatura interior del agua almacenada, acción  ésta para la cual fuera creado allá lejos y hace tiempo este instrumento de conservación de agua refrescada naturalmente. Pero los profesores Pinto y Zubizarreta fueron más allá, y demostraron vía ecuaciones matemáticas, cuando, dónde, cómo y porqué de esta acción.
 En un botijo clásico se colocaron 3 litros de agua a 39ª y se le sometió a un ambiente con temperatura y humedad relativa ambiente del 42 %. Se fue midiendo la masa total del contenido líquido y su evaporación, y la temperatura del agua. En unas 7 horas, el agua descendió 15 ª centígrados, alcanzando los 24 grados.  Esta es la máxima capacidad de enfriamiento que logra, dado que a partir de ese momento comienza a calentarse y volverá al cabo de tres días a su temperatura inicial. En otro experimento que se realizó en Barcelona, se determinó que la temperatura interior y exterior del botijo tenía una diferencia  de unos 10ªC.
Es decir, con una temperatura exterior de 30 grados, se conseguían unos 20ªc. en el agua contenida en el botijo.
Existen variantes : la misma capacidad del botijo, y principalmente, la fabricación del mismo. Conviene utilizar un botijo de caolín blanco, cocido a baja temperatura, para admitir la formación de poros que permitirán exudar los corpúsculos de líquido al exterior, que posteriormente actuarán como regulador de la temperatura al irse evaporando. Para poder cambiar de líquido a gaseoso, el agua exudada necesita energía en forma de calor, por lo que la toma del medio ambiente, pero también del líquido que queda en el interior del botijo, bajando de esta manera la temperatura del agua almacenada.
Esta refrigeración por evaporación se interpreta por la teoría cinética, desde un punto de vista microscópico o molecular, dado que las partículas se agitan continuamente, y teniendo en cuenta  que la temperatura es una energía media para las partículas, Una mayor velocidad provoca una mayor temperatura y viceversa, y si las partículas  están libres se evaporan, provocando un enfriamiento del sistema, al desaparecer las moléculas más energéticas, más calientes en todo caso.
Es el mismo caso de la sudoración de nuestro cuerpo, del riego refrescante en verano, de una compresa de alcohol para la fiebre, de  las cantimploras de tela que se humedecen, etc.
Utilizando el mismo sistema del botijo, en el año 2000 el inventor Mohammed Bah Abba, recibió un premio de la Fundación Rolex por su fabricación de una doble vasija de barro para conservar alimentos perecederos. Un viejo invento para un siglo nuevo.
 Pero hay que reconocer las increíbles ventajas que aún aporta el humilde botijo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario