Los carteles siguen vigentes |
Cuando uno se
encuentra un tanto inmerso en el mundo rural, observa ciertas
circunstancias que llaman la atención. Una de ellas, con la cual me
encuentro casi continuamente en este viaje que de momento realizo
dentro de España y Portugal, son las vías pecuarias.
Esta denominación
se da a ciertos caminos rurales que en la actualidad deviene en otros
usos, pero que no siempre fue así, y es interesante conocer un poco
de su historia, usos, costumbres y en lo que han derivado hoy en día.
Las “Vías
pecuarias” están señalizadas como tal en algunos caminos que se
entrecruzan en regiones rurales. Suelen ser senderos, caminos de
tierra o piedra, asfalto y compactados diversos según el lugar y
uso.
UN POCO DE HISTORIA
Nacieron, como todas
las cosas, por un tipo de necesidad concreta durante la época de la
conquista y reconquista musulmana y española. Las luchas entre
condados, regiones, o latifundios con los moros (que podían durar
muchos años), hizo que ciertas partes del territorio se fueran
quedando como “tierra de nadie”, donde la explotación agrícola
o rural no era conveniente, dado que las constantes refriegas y
batallas entre ambos bandos ocurrían siempre en las inmediaciones,
haciendo imposible una continuidad y logrando finalmente el abandono
de las tierras, la quema o deterioro de casas, y el retorno de la
naturaleza salvaje al lugar.
Principales vias pecuarias españolas |
Esta circunstancia
hizo que se aprovecharan dichas tierras por parte de los pastores
para hacer lo que luego se conoció por “trashumancia” una suerte
de viaje periódico de animales, principalmente caprino, ovino o
lanar, a tierras de pastoreo dependiendo de la estación del año,
del pasto existente, de los lugares de agua y otros temas similares.
Así, se fueron
regulando con el paso del tiempo, por parte de ciertos grupos de
personas con cierto poder en ellas, principalmente Ayuntamientos,
formando lo que se conocía por “Mesas”, que marcaban un poco el
territorio por donde podían pasar los rebaños, medidas
principalmente en “varas castellanas” de unos 72 metros de ancho,
a todo lo largo de estas vías, caminos, senderos, cañadas o tierras
públicas, porque muchos agricultores veían amenazados sus terrenos
por el paso de animales que hacían daño a sus sembradíos.
Finalmente, se
fueron estableciendo como caminos rurales donde además del propio
camino, existían abrevaderos de agua, “contaderos”, lugares
estrechos donde los pastores podían hacer un recuento de sus
manadas, “dormideros” para pasar la noche, cabañas de piedra
para los pastores y sus perros,etc. Esto fue determinante durante
muchos años porque los pastores eran obligados a cambiar sitios de
pasto dependiendo de tiempos fríos o cálidos, principalmente
subiendo o bajando de tierras altas o viceversa.
LA TRASHUMANCIA
Así se llama a la
época de cambio de pastos que aún hoy se realiza, aunque cada vez
menos, y la utilización de los caminos formó en España una
verdadera red comarcal que incluía tres formas de hacerlo. Una
local, que se confinaba al término municipal, una segunda “inter
término”, que podía ser fuer de dichos límites, y una tercera
que implica regiones diferentes. Así, aún hoy se pueden ver los
cruces pintorescos de rebaños por ciudades como Madrid, la capital
del reino, con calles que son vías pecuarias y se cierran, un tanto
simbólicamente, para permitir el paso de largos rebaños de cabras,o
ovejas e incluso algún ganado vacuno, en la época de cambio de
lugares de pastoreo.
Esta es una figura
que se va diluyendo en el tiempo, dado que cada vez son menos los
pastores que realizan esta tarea, prefiriendo tener comida en forma
de fardos, balas, pacas (o “alpacas”, según donde), a
disposición de los animales en sus propios corrales.
Rebaño de ovejas en trashumancia |
No obstante, me he
encontrado en varias ocasiones con rebaños que obligan a los
conductores a esperar el paso o tránsito de rebaños por caminos
vecinales o comarcales, en vías donde me he encontrado transitando
con el motocarro. Un vecino del lugar donde me encontraba hace poco,
en Mairena del Alcor, cerca de Sevilla, era un cabrero que tiene un
rebaño de aproximadamente 1.300 cabezas lanares, que realiza
semanalmente, quizás, un viaje “inter término” a lugares de
pastoreo. Es una hermosa estampa la de ver andar un rebaño así por
los caminos, ocupando un espacio que en ocasiones puede ser de casi
un kilómetro de largo, y que si te lo encuentras frente a tí, te
hará conocer lo que es la paciencia. Las ovejas no tienen prisa,
tampoco mucha inteligencia, y van a su aire. A no ser que cuentes con
la colaboración del pastor que las aleje de tu camino, difícilmente
puedas pasar hasta que ellas quieran.
He tenido
oportunidad de ver dos llegadas nocturnas de estos animales. Los
pastores prefieren la noche para el traslado, primero para que los
animales no sufran los rigores del verano, y luego para transitar más
tranquilos. Así una noche me entretuve en observarlos como a las
tres de la mañana, llegando a sus corrales. El silencio de la noche,
el tintineo de las ovejas “madrinas” con sus cencerros de metal,
el ruido de los pájaros molestados en plena noche, las voces cortas
y perentorias de los pastores a sus perros guías, conforman una
hermosa e inolvidable estampa rural. Medio perdidos entre sombras, el
sonido es más preciso que la vista, y me pregunto muchas veces cómo
hacen para que los animales sigan juntos su camino en plena
oscuridad. Seguramente se conocen de memoria el camino...
EL CAMBIO DE LAS
VÍAS PECUARIAS
No obstante, el
tiempo, el progreso, la comodidad muchas veces y la merma de rebaños,
hace que las vías pecuarias sean hoy en día motivo de discusiones,
controversia y soluciones diversas. La red nacional española de
estos caminos, hace que éstos se aprovechen para realizar otro tipo
de utilización más acorde con el progreso.
Así, junto a
modernas autovías discurren vías pecuarias que son utilizadas para
derivar un tipo de maquinaria rural o vehículos que no pueden
transitar por autopistas, autovías o caminos de mucho tránsito. Si
uno las utiliza, como es mi caso en muchas ocasiones, se cruza con
furgonetas cargadas de trabajadores o material agrícola, con
tractores o maquinaria para realizar tareas de recolección y
siembra, y una nueva forma de “invasión” de estas vías.
Se ha comenzado a
realizar turismo rural, lo cual ha hecho que se intente incrementar
la utilización de estos caminos por parte de senderistas, peatones,
ciclistas o grupos de excursionistas, y se marcan “caminos verdes”
que se han ido adaptando al uso de vías de menor tránsito para el
disfrute de estas actividades.
Así, se va
perdiendo un poco en el tiempo la utilización primigenia de las
“vías pecuarias”, para ser reutilizadas en parte por estas
nuevas actividades al aire libre por parte de personas amantes de la
naturaleza que tienen así la oportunidad de realizar actividades a
pleno campo, aprovechando sitios que cuentan con una belleza añadida
a su propio entorno rural.
Lo cierto es que las
vías pecuarias van derivando en un tipo de camino que prácticamente
no son utilizados para lo que fueron creados….pero esto también
forma parte del progreso y de la vida moderna.
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