El evento estaba
preparado para las primeras horas del sábado. El tiempo venía
siendo lluvioso y quienes lo organizan no lo tenían muy claro. La
experiencia venía un poco de la mano de una asociación portuguesa,
la llamada “Ordem dos bardos, ovates e duidas “.
Esta organización
viene desarrollando sus actividades en tierra portuguesas, donde
ahora me encuentro como parte de un viaje de voluntariado en granjas
ecológicas que inicié hace más de año y medio.
Esta actividad
particular me ha traído hasta las cercanías de Lisboa, en Alcacer
da Sal, una población pequeña afincada a orillas del Río Sado .
Concretamente, me encuentro en la “Horta do Zé”, ubicada a unos
seis kilómetros de esta población. El lugar se llama Valle de
Guizo, y en las cercanías existe una aldehuela llamada Porches. Una
veintena de viviendas la conforman, y allí fue donde llegué en mi
motocarro hace una veintena de días. José “Zé” Arantes
Pedroso lleva una zona de 22 hectáreas, y allí se planificó y
realizó el evento.
La plantación de un
nuevo bosque, 500 plantas para reforestar zonas que habían quedado
sin plantas o cambiando otras que no habían enraizado , fue el
motivo que congregó a más de 70 personas, convocadas y venidas de
diferentes zonas de Portugal, algunos de sitios tan distantes como
Faro, Coimbra, Lisboa o Porto.
PLANTAR UN BOSQUE
SAGRADO
Plantar un bosque
significa ya de por sí una aventura promisoria. La contribución
humana a la reforestación, desde cualquier situación, plantando un
sólo árbol, por ejemplo , ya disminuye la desertización, lleva más
oxígeno al aire que respiramos, permite el crecimiento de otras
plantas cercanas , de matas de sotobosque, de hongos, de hierba a su
alrededor.
Katia pintando logotipos para el evento |
Imagínense 500
árboles nuevos. Imaginen que algo así se está haciendo ya en los
campos portugueses desde hace tiempo, y son más y más árboles
creciendo y frenando en su entorno el arrastre de tierras fértiles,
permitiendo la fijación de superficies forestales, tierras
cultivables, operando en contra de la erosión .
Si este tipo de
acciones se llevara a cabo mínimamente en muchas regiones del globo,
colaboraría mucho más en hacer un frente común contra el desierto,
el cambio climático y las adversidades meteorológicas.
Cierto es que esto
debiera ser tarea de los organismos oficiales, de las autoridades
forestales, de las compañías madereras, papeleras, de materiales de
construcción, de todos aquellos que utilizan la madera y que NO
reforestan luego. Al menos debían plantar un árbol por cada uno que
se utiliza, pero ese no suele haber el caso. En ocasiones, es risible
el ver que algunas empresas quieren subirse al carro de la lucha
contra los efectos negativos climáticos, (en los cuales colaboran
grandemente), con campañas más o menos cosméticas que no llegan
para nada a una paridad, sino es simplemente una forma de mantener o
aumentar la clientela.
Por eso este tipo de
iniciativas privadas, voluntarias, asociativas aunque más no fuera
por un sentimiento de solidaridad con el planeta, despiertan no
solamente el interés, sino que llaman a las personas a unirse en
este acto de bien común.
LA PLANTACION
El caso es que en la
Huerta de Zé, se eligió una zona donde muchos árboles se habían
secado, sus protecciones estaban tiradas de cualquier manera, las
matas salvajes se iban asentando donde debía alojarse un retoño de
árbol. Es una zona donde los alcornoques, pinos , encinas y
sotobosque diverso forman un conglomerado más o menos bien
distribuido, con muchos claros a lo largo de varias hectáreas.
El evento contó con
otras actividades previas, como sesiones de yoga, meditaciones, etc.
Luego, a buscar los árboles que se encontraban preparados. Tres
furgonetas con caja abierta fueron necesarias para llevar los
retoños. Una caravana de otros vehículos les siguió. Carteles
indicadores, con el logotipo del evento, manos extendidas (guantes
rellenos y bambú), indicaban el camino.
Las palas de bambú |
Se instaló asimismo
una pequeña tienda con café, fruta y agua a disposición de todos,
y un muestrario diverso de productos que se fabrican en la huerta,
como mermeladas, dulces, conservas varias, ceniceros de bambú, etc.
El tiempo era frío, de modo que la hoguera cercana invitaba a
acercarse en busca de calor.
Al tratarse de un
bosque mágico o sagrado, se realizó una ceremonia previa en la que
se pidió el favor de los dioses para que crecieran lozanos los
árboles a plantar, y simbólicamente se les arrojó tierra y agua
para que fructiferaran. Posteriormente, Zé indocó la forma de
plantar, ya que había una particularidad: en el hoyo practicado para
alojar el árbol, se alojaba primero una pastilla con minerales y
nutrientes que permitían el enraizamiento de hongos, particularmente
de unos llamados “cogumelos”, que forman una red de raíces bajo
tierra en forma radial, permitiendo y colaborando con la formación
de este tipo de plantas, que a su vez comparten con la hierba y otras
formas de sotobosque, el crecimiento de los árboles y su entorno
verde. Una ingeniosa idea que , de dar un buen resultado, llamó mi
atención.
Y luego, con medio
centenar de palas de bambú que hicimos días antes en la huerta,
todo el mundo salió con su kit de plantación :bolsa de papel con
las pastillas, palas, el o los árboles correspondiente, y a plantar.
Junto a la piedra:Ana,Bruno,Marta y Achim,Zé y yo |
El tiempo nos dio un
poco de tregua al principio, pero luego chaparrones y granizo
obligaron a refugiarse debajo de los árboles mayores, en los
vehículos, o en cualquier sitio de reparo. Luego, a continuar. El
entusiasmo no se enfrío por ello. En unas cuatro o cinco horas,
contando una parada para un refrigerio junto a la tienda, otra vez el
llevar y traer camionetas llenas de gente, hacia el sitio de plantío.
Vuelta a empezar hasta el final, que coincidía con un lugar
espléndido, sobre una zona elevada desde donde se podía ver un
pequeño valle, el río, las huertas cercanas, los bosques aledaños.
Un par de días
antes, en ese lugar se plantó la primera de una serie de piedras
conmemorativas que se pretende colocar como lugar mágico. Con la
inestimable ayuda de una retro excavadora, (Que de otro modo sería
casi imposible), la piedra, de una tonelada aproximada y en forma de
“menhir” celta, se había instalado allí, en concordancia con
los puntos cardinales.
Se realizó otra
ceremonia de invocación a los dioses para pedir favores de
fructificación, apoyo y continuidad al bosque. Se formó un círculo
humano que rodeó el menhir, y la invocación también se hizo para
el lugar elegido. El entusiasmo de los participante se hizo más
evidente, con el trabajo logrado, el sol que se atrevió a parecer en
un momento especial, iluminando la piedra, y el disfrute de haber
colaborado en una mínima, pequeña pero efectiva, mejora del
planeta.
FINAL MOLTO VIVACCE
Detrás nuestro
quedaban 500 árboles nuevos. Alcornoques, pinos, madroños, plantas
autóctonas principalmente, que pueden enraizar, crecer y fructiferar
mucho más adecuadamente, se alineaban ahora en una extensión de
varias hectáreas.
Zé y Bruno indican como plantar los árboles |
Una alegría genuina
y lógica, por otra parte, creo que nos embargaba a todos. Mojados,
cansados, con frío, pero con todo el ánimo del mundo, montamos en
las furgonetas, en los coches que se acercaron, o algunos a pie hasta
el estacionamiento, para un último café o una fruta, para comentar
la jornada y para ampliar el conocimiento de otras personas que
participaban en el evento.
Luego el retorno a
Porches, cena, otras actividades comunitarias o el simple descanso en
lugares habilitados para quienes se quedaron.
Los últimos se
fueron sobre las cuatro de la tarde del domingo.
Tierra y agua para las nuevas plantas |
Llevaban consigo la
satisfacción de una colaboración efectiva con el medio ambiente, la
experiencia siempre viva de tocar, abrazar la tierra, colocar un
retoño de árbol que muchos de nosotros no veremos crecer, pero
sabiendo en su interior que en esta pequeña aldea de la región de
Alentejo, en el centro casi de Portugal, crecerá un nuevo bosque,
gracias a la iniciativa privada y a la desinteresada colaboración de
quienes solamente quieren, en el menor de los casos, cuidar
mínimamente nuestro medio ambiente, nuestro planta, nuestra querida
Tierra.
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