Una abeja en plena labor polinizadora |
Las abejas
mueren y nosotros no nos enteramos del problema que ello representa. Está
claro, sabemos que son pequeños insectos que producen una sustancia riquísima,
que se puede comprar en el supermercado. Que polinizan a las plantas?...sí,
también lo sabemos..y qué?
Que desde
hace unos años, se está notando un alarmante descenso en el número de abejas.
Comenzó en Europa, en regiones mediterráneas principalmente, donde mayor
función polinizadora produce. El clima cálido favorece la producción de miel,
hay mayor cantidad de apicultores, y quizás al principio esa desaparición no se ha notado mucho,
porque está circunscrito a un sector minoritario en el conjunto de la sociedad.
No obstante, muchas entidades, asociaciones y grupos protectores del Medio
Ambiente han dado la voz de alarma. También se produce un sensible descenso de
estos insectos en China, Australia y algunos países asiáticos y americanos.Estados Unidos sufre gravemente este problema en la actualidad.
Y esto que
puede traer aparejado, es decir, cual es el problema?
La FAO,
Organización para la Agricultura y la Alimentación de las Naciones Unidas, te
lo pone muy claro : “ hay unas 100
especies de cultivo que proporcionan el 90 % de los alimentos de todo el mundo,
y 71 de ellos se polinizan con las abejas”. En Europa solamente , el 84% de
264 especies de cultivo y unas 4000 variedades vegetales, existen gracias a la
acción polinizadora desarrollada principalmente por las abejas, aunque cierto tipo de avispas y otros insectos colaboran en ese trabajo silencioso y fructífero..
Einstein
lo había dicho, o predicho, hace muchos años. Un mundo sin abejas duraría un
lustro cuando mucho.(al menos se le atribuye ese comentario al conocido científico).
Dicho de
otra manera, si no cuidamos las abejas, corremos el riesgo cierto de quedarnos
sin ellas, con lo cual no florecerían, no fructificarían los cultivos, y nos
quedaríamos sin alimentos.
Así de simple.
Y porqué
se están perdiendo tantas abejas ?. Los científicos no se ponen de acuerdo ,
pero de momento han descubierto algunas causas más que probables; el calentamiento global, la destrucción de la flora, y sobre todo la acción de
pesticidas muy tóxicos, que envenenan las flores y matan a los insectos que
liban su polen. Este es un viejo problema que se puede remontar a la época del DDT, que se utilizó
masivamente y sin control en todo el mundo. Recordar como anécdota solamente,
que cuando se utilizó el DDT para fumigar unos insectos que destruían los
limoneros, se fomentó la aparición de trepanadores inmunes, unos insectos chupadores
que ocasionaron un mal mayor.Es que asimismo, los insectos se protegen mutando
exponencialmente.
En Europa
se han prohibido tres tipos de estos insecticidas, en el año 2013. El Equipo de
la Universidad de Dundee, Gran Bretaña, encabezado por el investigador
Christopher Connolly, ha vetado el uso de ciertos insecticidas denominados
“Coumaphos” y “neonicotinoides”, que se venían utilizando por parte de Bayer y
Syngentia para matar el tercer gran
enemigo de las abejas: el ácaro Varroa.
Este
parásito se alimenta de la hemolinfa de la abeja, equivalente a la sangre
humana. Para ello, deposita sus huevos en la
colmena, en celdillas de zánganos y obreras, horas antes de que salga
la nueva camada de crías. Se adhiere a
la víctima y coexiste con ella, pero la va debilitando hasta que finalmente
muere. Si se inoculan en estado de larvas o pupas, las abejas nacerán con
malformaciones que acortará su ciclo de vida.
Un ácaro ataca a la abeja,sin que ella pueda hacer nada por impedirlo |
Los
insecticidas denominados “neo nicotinoides” se basan en el principio
reutilización de nicotina, que es sumamente mortal para las abejas y
posiblemente, para otros insectos polinizadores. Para no disgustarse
sobremanera con las grandes compañías mencionadas, a la que habría que agregar
a BASF, la Comisión Europea ha sugerido que se utilicen otros pesticidas menos
activos, y “restringir su uso a los cultivos que no atraen a las abejas y a
los cereales de invierno”, ya que
en otoño, la exposición a estos pesticidas no se considera peligrosa. Aunque se
utilizan particularmente con plantaciones de maíz, colza, algodón y maíz, de
siembra tradicionalmente veraniega.
También se conoce la aparición de un micro hongo, el llamado “Nosema
cerenae”. Este hongo, a través de una espora, entra en la cavidad bucal de la
abeja cuando está recolectando el polen. Cuando se encuentra en el estómago del
insecto, despliega un filamento que se clava en las células epiteliales de su
ventrículo, lo que hace que el insecto se debilite por la carga genética del
micro hongo. Dicen que las abejas tienen un mecanismo de defensa ante un
peligro para la colmena, de modo que la abeja no retorna a su lugar de origen,
y muere en algún lugar perdido. Esto sería también una parte importante de la inexplicable desaparición de
insectos, según el laboratorio que investiga ese hecho, ubicado en Guadalajara,
México.
No obstante, la muerte de miles de millones de abejas en todo el planeta
plantea un problema de difícil aunque perentoria y necesaria solución : El número de abejas disminuye
drásticamente, y se barajan cifras que indican que cada año se dobla la
cantidad de abejas muertas. Es un indicativo muy peligroso en un mundo que
depende mucho de este pequeño insecto melífero. En EE.UU, un informe nacional
indica que en el invierno de 2012, la población descendió un 30 %. El pasado
invierno, un 22 % más.
Abejas muertas sin explicación...o sí? |
Quizás un pequeño muestrario para comprender lo dramático del problema:
la mayoría de las frutas y verduras dependen de la polinización insectívora.
Gracias a su actividad, utilizando a España como ejemplo,se dispone de almendras, melocotones,
cerezas, ciruelas, manzanas y peras. También liban y hacen posible la
existencia de alfalfa y trébol.
Pero en el ramo de los frutos, peligran la existencia de melones, pepinos, calabazas,
calabacines y berenjenas, las fresas, frambuesas, las zarzamoras y el tomate.
La vid, y con ella, además del fruto, peligran el mosto y el vino. También
pueden sufrir los espárragos, aceite de colza o girasol, fibras textiles como
el lino y el algodón.
La escasez
de estos elementos de consumo cotidiano, traerán aparejadas subidas astronómicas
de precios en los supermercados. Aquí sí que nos tocaría de cerca, cuando un
kilo de tomate o naranja cueste quizás cinco o seis veces el precio actual por
la escasez de un minúsculo bichito que liba sus flores.
Es decir,
que es para preocuparse seriamente, o más bien, para intentar entre todos tomar medidas que permitan
–quizás, y solo quizás – que la población de abejas retorne a sus valores
normales. De lo contrario, sufriremos sus consecuencias a muy corto plazo.
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