Central eléctrica, invernadero y arbolado en Qatar. |
Siempre se
ha dicho que existe una enorme extensión de tierra desaprovechada en nuestro
mundo, debido a que las temperaturas extremas que pueden alcanzar los cincuenta
grados centígrados a pleno sol, hacen casi inviable que el ser humano habite en
ella . Se trata de las regiones desérticas, algunas de las cuales, merced a la
inventiva, a la tecnología y a ciertos experimentos previos, ha comenzado a
cambiar.
Hoy
queremos comentar el caso de un proyecto
que se está desarrollando en algunas regiones del vecino desierto del
Sahara, específicamente en puntos de Jordania y Qatar.
El proceso
se inició merced a la idea sinergética de un grupo de investigadores noruegos,
que planearon paso a paso el desarrollo de varias actividades ligadas, para
acabar recolectando hortalizas, forraje y verduras entre otras cosas.
Labores de construcción en las cercanías de Dohia, Qatar. |
La idea
partió de una entidad sin ánimo de lucro noruega, denominada Sahara Forest
Proyect. Este proyecto, se iniciaba con
una planta de energía solar concentrada. El calor acumulado se aprovecha
en forma de vapor, que a su vez, mediante turbinas y generadores diseñados para
tal fin, acumulan electricidad. Una vez con energía eléctrica propia en el
lugar deseado, se accionará una o varias bombas, que extraen y aprovechan el
agua de mar, para enfriar unos invernaderos colosales construidos muy cerca.
En estos
invernaderos, adecuados para tormentas, calores insoportables y temperaturas
extremas ascendentes y descendentes, el agua dulce que se obtiene se reutiliza
para el riego de plantas . Estas, en el exterior, filtran el sobrante y lo
mantienen en el sitio, para generar humedad, y mediante la propia acción del
viento, lograr un ambiente adecuado para la plantación circundante.
Finalmente,
el proceso aprovecha de nuevo el agua,
en este caso el agua salada sobrante, APRA cultivar cierto tipo de algas que a
su vez, generarán bioenergía, cerrando el ciclo. Este último paso está aún en
fase experimental, pero los resultados obtenidos aseguran que hay excelentes
resultados.
El
remanente salino que no puede ser reutilizado, termina en unas salinas
donde se extraen sus componentes – cloruro de sodio, yeso, carbonato de calcio,
etc-, que se van acumulando y clasificando y posteriormente son
comercializados.
Esta especie de película de ciencia ficción se está
desarrollando actualmente en una región de los Emiratos Árabes, en concreto en
Qatar, donde la producción está cumpliendo con creces las expectativas. Se
producen verduras y hortalizas a un ritmo de 75 kilogramos por metro cuadrado,
repartidos en tres cosechas anuales, aún así durante los mayores calores del
verano, que suben hasta los 50ª. En invierno, pueden haber unos 22ª
aproximadamente.
En Qatar
han existido dos patrocinadores relacionados con los fertilizantes, cómo no: el
grupo Yara International, principal suministrador mundial de fertilizantes,
y Qafco, uno de los más grandes
productores de urea y de amoníaco, que se utilizan en agricultura. Estas
entidades, asociadas con la ONG ecologista Fundación Bellona, con sede en Oslo,
que es la propiciadora a través de l científico Bill Watts , el inventor
Charlie Patton y el arquitecto Michael
Pawlyn, que diseñó entre otras cosas la gran central eléctrica circular de
paneles solares que se utiliza para
desalinizar el agua creando electricidad en ese proyecto de la ciudad de Doha, Qatar.
Visto lo
acertado de este plan, se acaba de instalar en un terreno de 20 hectáreas junto
a la población de Aqaba, en Jordania, una versión semejante, pero aún mayor al
proyecto piloto realizado en Qatar, debido sobre a la posibilidad de una
explotación comercial probable en el futuro.
Maqueta del prototipo en Jordania |
Y se prevé
versiones más modestas en otros lugares desérticos de Jordania que, siempre subvencionados por gobiernos locales jordanos y el gobierno de Noruega, podrían desarrollar núcleos más
pequeños pero efectivos, para comenzar a transformar parte de esa región
desértica en vergeles.
Asimismo, pensar que una vez determinada la
viabilidad del proyecto, se podrían realizar otro tipo de plantaciones, como
arbolado, sembradíos de flores, y algunas variedades forestales que actualmente
están prosperando junto a los proyectos pilotos, resistentes a regiones semidesérticas, que ya se van
utilizando para repoblar la foresta y frenar el avance del desierto.
Uno de los
visionarios del proyecto, el inventor Charlie Patton, se muestra eufórico con
el mismo , y al parecer, no es para menos.
La construcción de este sistema de producción de agua dulce y
electricidad , que él ha probado extensamente en un sistema comercializado para
riego , (un invernadero de agua marina), hace que el consumo de energía se
reduzca notablemente en comparación con
los invernaderos ya conocidos o las grandes plantas desalinizadoras
“ El trabajo de enfriamiento y destilación es llevado a cabo por la acción del
sol y el viento», asegura Charlie Patton. «Bajo mi punto de vista, ésta es la
mejor solución a largo plazo para crear nuevas zonas de vegetación al tiempo
que se obtienen grandes cantidades de energía, y habría sido la herramienta más
adecuada en el caso de Almería, (España), que cuenta con más de 20.000 hectáreas de
invernaderos que consumen cinco veces más agua de la que la región obtiene en
forma de lluvia».
Hay que
considerar, finalmente, aparte de ese posible ahorro energético, que la
superficie del propio desierto sahariano podría producir suficiente
electricidad solar, con las adecuadas instalaciones, para iluminar a todo el
planeta.
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