domingo, 5 de marzo de 2017

Las vias pecuarias

Los carteles siguen vigentes
Cuando uno se encuentra un tanto inmerso en el mundo rural, observa ciertas circunstancias que llaman la atención. Una de ellas, con la cual me encuentro casi continuamente en este viaje que de momento realizo dentro de España y Portugal, son las vías pecuarias.



Esta denominación se da a ciertos caminos rurales que en la actualidad deviene en otros usos, pero que no siempre fue así, y es interesante conocer un poco de su historia, usos, costumbres y en lo que han derivado hoy en día.

Las “Vías pecuarias” están señalizadas como tal en algunos caminos que se entrecruzan en regiones rurales. Suelen ser senderos, caminos de tierra o piedra, asfalto y compactados diversos según el lugar y uso.

UN POCO DE HISTORIA

Nacieron, como todas las cosas, por un tipo de necesidad concreta durante la época de la conquista y reconquista musulmana y española. Las luchas entre condados, regiones, o latifundios con los moros (que podían durar muchos años), hizo que ciertas partes del territorio se fueran quedando como “tierra de nadie”, donde la explotación agrícola o rural no era conveniente, dado que las constantes refriegas y batallas entre ambos bandos ocurrían siempre en las inmediaciones, haciendo imposible una continuidad y logrando finalmente el abandono de las tierras, la quema o deterioro de casas, y el retorno de la naturaleza salvaje al lugar.

Principales vias pecuarias españolas
Esta circunstancia hizo que se aprovecharan dichas tierras por parte de los pastores para hacer lo que luego se conoció por “trashumancia” una suerte de viaje periódico de animales, principalmente caprino, ovino o lanar, a tierras de pastoreo dependiendo de la estación del año, del pasto existente, de los lugares de agua y otros temas similares.

Así, se fueron regulando con el paso del tiempo, por parte de ciertos grupos de personas con cierto poder en ellas, principalmente Ayuntamientos, formando lo que se conocía por “Mesas”, que marcaban un poco el territorio por donde podían pasar los rebaños, medidas principalmente en “varas castellanas” de unos 72 metros de ancho, a todo lo largo de estas vías, caminos, senderos, cañadas o tierras públicas, porque muchos agricultores veían amenazados sus terrenos por el paso de animales que hacían daño a sus sembradíos.

Finalmente, se fueron estableciendo como caminos rurales donde además del propio camino, existían abrevaderos de agua, “contaderos”, lugares estrechos donde los pastores podían hacer un recuento de sus manadas, “dormideros” para pasar la noche, cabañas de piedra para los pastores y sus perros,etc. Esto fue determinante durante muchos años porque los pastores eran obligados a cambiar sitios de pasto dependiendo de tiempos fríos o cálidos, principalmente subiendo o bajando de tierras altas o viceversa.

LA TRASHUMANCIA

Así se llama a la época de cambio de pastos que aún hoy se realiza, aunque cada vez menos, y la utilización de los caminos formó en España una verdadera red comarcal que incluía tres formas de hacerlo. Una local, que se confinaba al término municipal, una segunda “inter término”, que podía ser fuer de dichos límites, y una tercera que implica regiones diferentes. Así, aún hoy se pueden ver los cruces pintorescos de rebaños por ciudades como Madrid, la capital del reino, con calles que son vías pecuarias y se cierran, un tanto simbólicamente, para permitir el paso de largos rebaños de cabras,o ovejas e incluso algún ganado vacuno, en la época de cambio de lugares de pastoreo.

Esta es una figura que se va diluyendo en el tiempo, dado que cada vez son menos los pastores que realizan esta tarea, prefiriendo tener comida en forma de fardos, balas, pacas (o “alpacas”, según donde), a disposición de los animales en sus propios corrales.
Rebaño de ovejas en trashumancia
No obstante, me he encontrado en varias ocasiones con rebaños que obligan a los conductores a esperar el paso o tránsito de rebaños por caminos vecinales o comarcales, en vías donde me he encontrado transitando con el motocarro. Un vecino del lugar donde me encontraba hace poco, en Mairena del Alcor, cerca de Sevilla, era un cabrero que tiene un rebaño de aproximadamente 1.300 cabezas lanares, que realiza semanalmente, quizás, un viaje “inter término” a lugares de pastoreo. Es una hermosa estampa la de ver andar un rebaño así por los caminos, ocupando un espacio que en ocasiones puede ser de casi un kilómetro de largo, y que si te lo encuentras frente a tí, te hará conocer lo que es la paciencia. Las ovejas no tienen prisa, tampoco mucha inteligencia, y van a su aire. A no ser que cuentes con la colaboración del pastor que las aleje de tu camino, difícilmente puedas pasar hasta que ellas quieran.

He tenido oportunidad de ver dos llegadas nocturnas de estos animales. Los pastores prefieren la noche para el traslado, primero para que los animales no sufran los rigores del verano, y luego para transitar más tranquilos. Así una noche me entretuve en observarlos como a las tres de la mañana, llegando a sus corrales. El silencio de la noche, el tintineo de las ovejas “madrinas” con sus cencerros de metal, el ruido de los pájaros molestados en plena noche, las voces cortas y perentorias de los pastores a sus perros guías, conforman una hermosa e inolvidable estampa rural. Medio perdidos entre sombras, el sonido es más preciso que la vista, y me pregunto muchas veces cómo hacen para que los animales sigan juntos su camino en plena oscuridad. Seguramente se conocen de memoria el camino...

EL CAMBIO DE LAS VÍAS PECUARIAS

No obstante, el tiempo, el progreso, la comodidad muchas veces y la merma de rebaños, hace que las vías pecuarias sean hoy en día motivo de discusiones, controversia y soluciones diversas. La red nacional española de estos caminos, hace que éstos se aprovechen para realizar otro tipo de utilización más acorde con el progreso.

Así, junto a modernas autovías discurren vías pecuarias que son utilizadas para derivar un tipo de maquinaria rural o vehículos que no pueden transitar por autopistas, autovías o caminos de mucho tránsito. Si uno las utiliza, como es mi caso en muchas ocasiones, se cruza con furgonetas cargadas de trabajadores o material agrícola, con tractores o maquinaria para realizar tareas de recolección y siembra, y una nueva forma de “invasión” de estas vías.

Se ha comenzado a realizar turismo rural, lo cual ha hecho que se intente incrementar la utilización de estos caminos por parte de senderistas, peatones, ciclistas o grupos de excursionistas, y se marcan “caminos verdes” que se han ido adaptando al uso de vías de menor tránsito para el disfrute de estas actividades.

Así, se va perdiendo un poco en el tiempo la utilización primigenia de las “vías pecuarias”, para ser reutilizadas en parte por estas nuevas actividades al aire libre por parte de personas amantes de la naturaleza que tienen así la oportunidad de realizar actividades a pleno campo, aprovechando sitios que cuentan con una belleza añadida a su propio entorno rural.

Lo cierto es que las vías pecuarias van derivando en un tipo de camino que prácticamente no son utilizados para lo que fueron creados….pero esto también forma parte del progreso y de la vida moderna.

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