domingo, 14 de diciembre de 2014

Se mueren las abejas...y nosotros sin enterarnos




Una abeja en plena labor polinizadora
Las abejas mueren y nosotros no nos enteramos del problema que ello representa. Está claro, sabemos que son pequeños insectos que producen una sustancia riquísima, que se puede comprar en el supermercado. Que polinizan a las plantas?...sí, también lo sabemos..y qué?

Que desde hace unos años, se está notando un alarmante descenso en el número de abejas. Comenzó en Europa, en regiones mediterráneas principalmente, donde mayor función polinizadora produce. El clima cálido favorece la producción de miel, hay mayor cantidad de apicultores, y quizás al principio esa desaparición  no se ha notado mucho, porque está circunscrito a un sector minoritario en el conjunto de la sociedad. No obstante, muchas entidades, asociaciones y grupos protectores del Medio Ambiente han dado la voz de alarma. También se produce un sensible descenso de estos insectos en China, Australia y algunos países asiáticos y americanos.Estados Unidos sufre gravemente este problema en la actualidad.

Y esto que puede traer aparejado, es decir, cual es el problema?

La FAO, Organización para la Agricultura y la Alimentación de las Naciones Unidas, te lo pone muy claro : “ hay unas 100 especies de cultivo que proporcionan el 90 % de los alimentos de todo el mundo, y 71 de ellos se polinizan con las abejas”. En Europa solamente , el 84% de 264 especies de cultivo y unas 4000 variedades vegetales, existen gracias a la acción polinizadora desarrollada  principalmente por las abejas, aunque cierto tipo de avispas y otros insectos colaboran en ese trabajo silencioso y fructífero..
Einstein lo había dicho, o predicho, hace muchos años. Un mundo sin abejas duraría un lustro cuando mucho.(al menos se le atribuye ese comentario al conocido científico).
Dicho de otra manera, si no cuidamos las abejas, corremos el riesgo cierto de quedarnos sin ellas, con lo cual no florecerían, no fructificarían los cultivos, y nos quedaríamos sin alimentos.
 Así de simple.

Y porqué se están perdiendo tantas abejas ?. Los científicos no se ponen de acuerdo , pero de momento han descubierto algunas causas más que probables; el calentamiento global, la destrucción de la flora, y sobre todo la acción de pesticidas muy tóxicos, que envenenan las flores y matan a los insectos que liban su polen. Este es un viejo problema que se puede remontar  a la época del DDT, que se utilizó masivamente y sin control en todo el mundo. Recordar como anécdota solamente, que cuando se utilizó el DDT para fumigar unos insectos que destruían los limoneros, se fomentó la aparición de trepanadores inmunes, unos insectos chupadores que ocasionaron un mal mayor.Es que asimismo, los insectos se protegen mutando exponencialmente.

En Europa se han prohibido tres tipos de estos insecticidas, en el año 2013. El Equipo de la Universidad de Dundee, Gran Bretaña, encabezado por el investigador Christopher Connolly, ha vetado el uso de ciertos insecticidas denominados “Coumaphos” y “neonicotinoides”, que se venían utilizando por parte de Bayer y Syngentia  para matar el tercer gran enemigo de las abejas: el ácaro Varroa.
Este parásito se alimenta de la hemolinfa de la abeja, equivalente a la sangre humana. Para ello, deposita sus huevos en la  colmena, en celdillas de zánganos y obreras, horas antes de que salga la  nueva camada de crías. Se adhiere a la víctima y coexiste con ella, pero la va debilitando hasta que finalmente muere. Si se inoculan en estado de larvas o pupas, las abejas nacerán con malformaciones que acortará su ciclo de vida.

Un ácaro ataca a la abeja,sin que ella pueda hacer nada por impedirlo
Los insecticidas denominados “neo nicotinoides” se basan en el principio reutilización de nicotina, que es sumamente mortal para las abejas y posiblemente, para otros insectos polinizadores. Para no disgustarse sobremanera con las grandes compañías mencionadas, a la que habría que agregar a BASF, la Comisión Europea ha sugerido que se utilicen otros pesticidas menos activos, y “restringir su uso a los cultivos que no atraen a las abejas y a los cereales de invierno”, ya que en otoño, la exposición a estos pesticidas no se considera peligrosa. Aunque se utilizan particularmente con plantaciones de maíz, colza, algodón y maíz, de siembra tradicionalmente veraniega.

También se conoce la aparición de un micro hongo, el llamado “Nosema cerenae”. Este hongo, a través de una espora, entra en la cavidad bucal de la abeja cuando está recolectando el polen. Cuando se encuentra en el estómago del insecto, despliega un filamento que se clava en las células epiteliales de su ventrículo, lo que hace que el insecto se debilite por la carga genética del micro hongo. Dicen que las abejas tienen un mecanismo de defensa ante un peligro para la colmena, de modo que la abeja no retorna a su lugar de origen, y muere en algún lugar perdido. Esto sería también una parte  importante de la inexplicable desaparición de insectos, según el laboratorio que investiga ese hecho, ubicado en Guadalajara, México.

No obstante, la muerte de miles de millones de abejas en todo el planeta plantea un problema de difícil aunque perentoria y necesaria  solución : El número de abejas disminuye drásticamente, y se barajan cifras que indican que cada año se dobla la cantidad de abejas muertas. Es un indicativo muy peligroso en un mundo que depende mucho de este pequeño insecto melífero. En EE.UU, un informe nacional indica que en el invierno de 2012, la población descendió un 30 %. El pasado invierno, un 22 % más.

Abejas muertas sin explicación...o sí?
Quizás un pequeño muestrario para comprender lo dramático del problema: la mayoría de las frutas y verduras dependen de la polinización insectívora. Gracias a su actividad, utilizando a España como ejemplo,se dispone de almendras, melocotones, cerezas, ciruelas, manzanas y peras. También liban y hacen posible la existencia de alfalfa y trébol.
Pero en el ramo de los frutos, peligran la existencia de melones, pepinos, calabazas, calabacines y berenjenas, las fresas, frambuesas, las zarzamoras y el tomate. La vid, y con ella, además del fruto, peligran el mosto y el vino. También pueden sufrir los espárragos, aceite de colza o girasol, fibras textiles como el lino y el algodón.
La escasez de estos elementos de consumo cotidiano, traerán aparejadas subidas astronómicas de precios en los supermercados. Aquí sí que nos tocaría de cerca, cuando un kilo de tomate o naranja cueste quizás cinco o seis veces el precio actual por la escasez de un minúsculo bichito que liba sus flores.

Es decir, que es para preocuparse seriamente, o más bien, para intentar entre todos tomar medidas que permitan –quizás, y solo quizás – que la población de abejas retorne a sus valores normales. De lo contrario, sufriremos sus consecuencias a muy corto plazo.



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